He venido aquí no para acusar a ningún hombre, ni a decir nada de eso, de que yo soy acusada y condenada a morir, sino que rezo a Dios para que salve al rey y le de mucho tiempo para reinar sobre ustedes, para el más generoso príncipe misericordioso que no hubo nunca: y para mí él fue siempre bueno, un señor gentil y soberano.
Ana Bolena