Me educaron para creer que lo peor que podía hacer era llamar la atención sobre mí, o pensar que era inteligente o brillante. Mi madre fue una excepción, pero esa regla se aplicaba sobre todo a la gente de campo como nosotros. Ninguna de las chicas que conocí fueron a la Universidad, y muy pocos de los chicos. Yo estuve sólo dos años, y gracias a una beca, aunque entonces conocí a mi primer marido. En ese momento comencé a escribir todo el tiempo (que era lo que había soñado desde niña), porque éramos muy pobres, pero jamás nos faltaron los libro.
Alice Munro