Fui una niña gorda, y además muy morena de piel, de modo que en el colegio nunca me escogieron para hacer de angelito, ni de Virgen María. En los teatrillos solía hacer de árbol, y un año llegué a hacer de rey Baltasar. Todo ello me ha influido, porque no se ve el mundo igual cuando eres angelito que cuando eres árbol.
Almudena Grandes