Naturaleza, madre gentil
Es la madre más gentil Naturaleza.
Ningún hijo la irrita.
La más débil o la más voluntariosa
su advertencia suave
oye el viajero en el bosque
en la colina
ave locuaz o rampante ardilla
contenida
en una tarde de verano.
En su casa cuando declina el Sol
grata es su charla
su compañía.
Su voz en el pasillo enciende
la oración de la flor
tímida la plegaria
del grillo diminuto.
Cuando todos los hijos duermen
Ella sólo se aleja
para encender sus lámparas
suspendidas en el cielo
con amor
y cuidados infinitos.
Su dedo dorado sobre su labio
ordena en todas partes el silencio.
Emily Dickinson