Soy una abogada buena en mi trabajo. Además soy escritora. Con mi saber hacer podría haber sido muy rica, pero elegí una vida que me seducía. Por eso, cuando pongo la cabeza sobre la almohada estoy muy tranquila. Al mirarme en el espejo no siento vergüenza. Y para mí eso tiene mucho valor, mucho más que todo lo que he perdido a nivel económico.
Shirin Ebadi